Los recibís

El tesorero (a veces antiguo esclavo) era el que estaba junto al escriba al lado del faraón o el Iscariote rencoroso que vendió al maestro. Bárcenas, para el PP, es el Iscariote que ha puesto al Gobierno en vilo.

Ayer llegó de gris el Gran Tesorero hasta la calle Prim, la de Oliver, Gades y los chaperos, por donde anduvo descalza Ava Gardner. Dejó el pendrive a Ruz. Hizo de balador: Génova era una orgía de dinero negro. A los 10 minutos cantaba mi teléfono. Un confidente me dijo que María Dolores de Cospedal ya esperaba que ella fuera el primer objetivo de la «campaña de difamación». «Las acusaciones del sobre marrón y los bin laden son tontas. ¿Cómo iba a entregar dinero a la secretaria general del PP cuando ya no era tesorero?». María Dolores llamó a su abogado para querellarse nuevamente y el abogado le dijo que hay que esperar la decisión del juez para ampliar la primera comparecencia.

Gente cercana al tesorero me dice: a partir de ahora es el Gobierno el que domina la información, pero «nosotros desmontaremos las mentiras». «Creemos que ha soltado bombas menores, la gran bomba serán los recibís». ¿Hay recibís de los grandes dirigentes?, pregunto. No, porque eran los dirigentes los que mandaban en el dinero, pero sí los hay de los segundos niveles. «Eso de los recibís es una chorrada –contraataca mi confidente–. Los militantes destacados del partido firmaban ‘he recibido tal cantidad’ porque lo proponía oficialmente el tesorero del partido. Ha declarado que le dio un dinero al gerente de Toledo para la campaña, y está el recibí, pero el gerente de Toledo creía que el dinero era limpio ya que lo entregaba el partido. Nadie firma un papel si sabe que el dinero es negro».

Rajoy, sin señales de sobrecogimiento, humilde y flemático, se ha quedado quieto, adornándose ante la Historia. El presidente declara que los SMS sólo ratifican que el Estado de Derecho no se somete a chantajes. Quizá intuye que los cambios históricos no se consiguen sino movilizando a la gente, y ahora la gente está misteriosamente callada. Sólo si el hormiguero socaba el árbol se dispersarán los monos. El Gobierno cree que el escándalo es más mediático que jurídico: «Soportará el ruido y contraatacará».

La sucesora más lógica, si hubiera –que no habrá– un impeachment a la española, sería Soraya Sáenz de Santamaría,aunque la ven demasiado identificada con Rajoy. Otra de las favoritas es Cospedal, enemiga de Iscariote, el aparato y los barones. Ven a Gallardón quemado en las trastiendas de la judicatura. Pero que tengan cuidado los idiotas, los que se apresuran a tomar partido. Rajoy ha declarado que está dispuesto a cumplir su mandato.